"A veces un hombre inteligente se ve obligado a beber para poder pasar tiempo con los tontos"
Ernest Hemingway
el que se guía por la certidumbre del sentido común, la profundidad de las apariencias, la trascendencia de lo superfluo y la complejidad de lo cotidiano
Juan Villoro afirma que cuando hacemos algo a valor mexicano, significa que eso que realizamos lo hicimos “con muchas molestias y ninguna racionalidad”. El principal rasgo de esta conducta –continua diciéndonos el autor de Los once de la tribu- de este masoquista sentido del honor, se manifiesta en nuestra compulsiva afición por comer chile. Y esta inclinación gastronómica la hemos llevado a tal extremo que “hemos hecho de la diarrea una forma de patriotismo”.
¿Esos "35 años de lucha contra la pobreza en México" hablan de persistencia y tenacidad o de necedad e ineficiencia política? Y es que conociendo cómo se las gastan los líderes antorchistas, quienes suelen acudir a prácticas políticas retrógradas, corporativas y manipuladoras, no dudo que se podrán pasar otros cien años luchando contra la pobreza, sólo para no perder su derecho a seguir administrando la franquicia en que han convertido a esa organización priista.
- ¿A poco no me quedó chida la escultura, m'ija? Nomás clávate en la textura.Sombra pinche
Toda mi educación primaria la recibí en la escuela Gregorio Torres Quintero, y fue en este lugar donde tuve la desgracia de conocer a la maestra Cuca. Mejor dicho, fue en este lugar donde, gracias a la maestra Cuca, pasé uno de los años más tristes de mi vida. Me explico. Resulta que a principio de la década de los setenta, esta anciana fue mi maestra y no obstante el putero de años que han pasado desde entonces hasta la fecha, recuerdo perfectamente las estrategias pedagógicas que utilizaba para realizar su trabajo docente. Estrategias que, vale la pena señalar, tenían como fundamento la aplicación biliosa del método onomatopéyico y la utilización de crueles estratagemas con los que pretendía controlar nuestros ímpetus infantiles. Con el propósito de ilustrar lo que acabo de decir, pasaré enseguida a dar un ejemplo de las técnicas aplicadas por esta profesora:
Resulta que a esta antiquísima precursora de Al-Qaeda y del fundamentalismo talibán, se le ocurrió que para reforzar nuestros conocimientos de gramática participáramos en el festival del Día de las Madres bailando una de las más complejas obras de Gabilondo Soler (Cri-Cri), titulada –si mal no recuerdo- Marcha de las vocales.
Luego de una rigurosa selección la maestra Cuca tuvo a bien elegir a seis alumnos (entre los que obviamente me encontraba yo) quienes tendríamos la grave responsabilidad de representar a cada una de las vocales (el lector meticuloso se preguntará que por qué éramos seis niños si las vocales sólo son cinco, cuestionamiento que respondo diciéndole al preguntón que en la obra musical tienen que salir dos o porque una de ellas es flaca y la otra gorda porque ya comió).
Aclarado lo anterior, sigo con mi relato. El caso es que un buen día, la maestra Cuca me llamó para informarme que nomás por sus güevos yo saldría de la i.
Apenas terminó de hablar cuando, con los nervios de punta, intenté apelar su decisión:
-No, por favor yo quiero ser la u- le dije. MI interpelación la hice con base en el siguiente argumento: la i era protagonista secundaria en la representación, pues su intérprete sale caminando marcialmente pero de manera fugaz; mientras que el ejecutante de la u (vocal que, como es del dominio público, es como la cuerda con que siempre saltas tú) aparece dando estéticos brincos por todo el escenario y obviamente su protagonismo es mayor.
Ante eso, la antediluviana depredadora contrarrestó mi réplica con dos virulentos operativos: primero, nomás viéndome se me fue acercando. Cuando me tuvo a su alcance, y haciendo gala de una sorprendente agilidad, pegó un brinquito y me dio un vigoroso coscorrón; luego, ante lo que llamó mi obcecada actitud caprichosa, hizo como que se iba, para en realidad regresarse en chinga y tomándomes de los diablitos me hizo ponerme de pie. Cerrando su persuasiva exhibición pedagógica y disciplinaria con un tremendo desgreñón.
Con la dignidad del artista humillado, lloré levemente esperando una reacción. Ésta se presentó en la única acción magnánima que le conocí a la versión femenina de lord Voldemort. Dirigiéndose a mis compañeros de aula y señalándome con índice de fuego, les preguntó:
-¿Quién vota porque este mariquita salga en el bailable como la u?-.
Sería ocioso referir que mis compañeros, sensibilizados por mi quebranto emocional, me apoyaron sin restricciones. Frente a mi arrasadora victoria, a la viejita dañera no le quedó de otra más que aceptar el resultado de la votación... O al menos eso fue lo que yo creí. Y es que con la candidez propia de las chuiquillas y los chiquillos, nunca me pasó por la mente que aquella endemoniada adulta mayor en plenitud, fuera literalmente un prehistórico costal de mañas, pues días después puso en evidencia que era propietaria de un espíritu antidemocrático, pero sobre todo pitero.
Mientras tanto, y por si las dudas, yo me dedicaba a lo que entonces creía que era lo mío. Es decir, a la actuación y al baile. Luego de duros ensayos, y habiendo logrado profundizar en el perfil sicológico de mi personaje, pude dominar magistralmente a la representación simbólica de la u (o sea, la cuerda).
Sin embargop, faltando tres días para nuestra presentación, la perniciosa viejita, cual miasma mefítico en plena epidemia de paludismo decimonónico, me llamó a gritos:
-A ver, tú, ven-.
Me le acerqué y horrorizado la escuché decir:
-Ya lo pensé mejor y creo que es preferible que salgas como la i-.
Conteniendo mis emociones, la contraataqué restregándole mi contundente victoria electoral:
- Oiga, pero yo ya fui nominado por mis compañeros para ser la u… Acuérdese-.
- Sí, me contestó el añoso basilisco emergiendo de la cámara secreta, ellos te habrán elegido para ser la u, pero aquí mando yo y digo que serás la i porque no te has aprendido bien la tabla del tres. Así que, ¡órale, a marchar! Y que no se te olvide levantar bien las patas, muchacho nango-.
Efectivamente, más con miedo que con ganas, participé en el bailable, pero dicha experiencia fue tan desafortunada para mí que nunca más he vuelto a pisar un escenario.
Que quede, pues, constancia de que si alguna persona fue la culpable de que el arte en México haya perdido una estrella, ese persona fue –sí, adivinaron- aquella pinche ruquita nejor conocida como la maestra Cuca. FIN
Según el historiador Héctor Aguilar Camín, México fue concebido como nación a partir de tres caminos: como idea, como proceso secular y en términos políticos y territoriales. Diversos han sido los acontecimientos históricos, económicos, sociales e ideológicos, que han hecho de nuestro país una nación.
Pues ai' tienen que le caímos a las Grutas de San Gabriel, allá por el rumbo de Ixtlahuacán. Aunque confieso que esperaba encontrarme con algo más espectacular, la verdad es que, en estos días en que la marabunta de turistas nos invade, vale la pena darse una vueltecita por aquellos rumbos.