22 de enero de 2010

Deporte nacional

Con base en los datos ofrecidos por Federico Reyes Heroles, es fácil concluir que el deporte que más practicamos los mexicanos no es el futbol, menos aún la charrereía. No. Nuestra verdadera afición está en inventarnos justificaciones para ser la excepción.
En efecto, un mosaico de arbitrariedades conforma nuestra vida cotidiana y pone en evidencia el profundo desprecio que tenemos por la norma, pero sobre todo por los demás. Y ejemplos hay muchos: violamos el reglamento de tránsito porque traemos prisa; cualquier trámite burocrático resulta tan engorrosos que mejor decidimos darle una “propina” al empleado para que nos lo agilice; como se nos hizo tarde y la película ya empezó, entonces buscamos la manera de brincarnos la fila.
Por si lo anterior no bastara, el politólogo nos ilustra con los siguientes datos: "[En nuestro país] el 47.7% de la población, respeta la ley sólo por miedo a ser sorprendida y recibir un castigo. Después viene un poco más de un tercio, un 35%, que respeta la ley por presión social, por el qué dirán. Y por último queda allí un arrinconado y pequeño 17% que respeta la ley por verdadera convicción. Uno de cada cuatro mexicanos piensa que las prácticas ilegales son algo natural. Uno de cada cinco cree que la corrupción siempre ha existido y uno de cada veinte que es un mal menor y que incluso ayuda al funcionamiento de las cosas...”
Leyes y códigos sobran en nuestro país, lo aquí nos hacen falta son ciudadanos dispuestos a respetarlas y obedecerlas. O, como diría el propio Reyes Heroles, “Las leyes se publican en los códigos, pero sólo cobran cabal existencia si están en la mente de los ciudadanos. Parafraseando a Cicerón, si queremos ser libres y prósperos, sólo nos queda ser esclavos, esclavos de la ley”.

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