29 de junio de 2009

La sociedad de consumo

Zygmun Bauman ha señalado que con el auge de la industrialización, lo que predominó fue la ‘sociedad de producción’, cuyos integrantes eran, precisamente, ‘productores’. Hoy es evidente que nuestra sociedad ha terminado por ser una ‘sociedad de consumo’ que les exige a sus miembros cumplir con su delicada función, que no es otra que la de derrochar su dinero.
Ciertamente, dice Bauman, hoy también producimos y antes también consumían; sin embargo, la diferencia entre ambas sociedades es sólo de énfasis y prioridades, pero este hecho, ni duda cabe, vino a introducir diferencias formidables en la vida cotidiana de las personas. En la sociedad de consumo ya no se trata sólo de tener o no la posibilidad de comprar lo que uno desea o de comprar lo que uno necesita, sino en consumir objetos o servicios que nos satisfagan instantáneamente.
Integrada por consumidores impacientes e impulsivos, cuyo interés se despierta fácilmente y se pierde con la misma desenvoltura, la sociedad de consumo ya no tiene lugar para la necesidad y la satisfacción, “porque el deseo ya no desea satisfacción. Al contrario, el deseo desea deseo”.
En la actualidad, nos dice Bauman “para un buen consumidor buscar y no encontrar, o mejor, no encontrar aún, no es malestar sino promesa de felicidad; tal vez es la felicidad misma. Viajar es esperanza, llegar es una maldición”.
Como el consumidor moderno vive en la excitación perpetua y en la insatisfacción permanente, entonces se le tienen que poner señuelos: -¿Crees que lo has visto todo? Todavía no has visto nada-.
Lo triste es que en el mercado de bienes, productos y servicios, los consumidores vivimos en un engaño permanente: creemos que nosotros decidimos. Efectivamente, sólo compramos lo que queremos. Y ahí está la paradoja: podemos negarnos a comprar alguno de los infinitos artículos o servicios que se nos ofrecen, pero no podemos rechazar la opción de elegir entre ellos… pero esta no parece ser una opción”, concluye Bauman.

1 comentario:

Paulina Valdez dijo...

Compro lo que no necesito y lo que me sobra tambièn... Muchas veces me he preguntado si podrìa vivir en un lugar apartado del consumismo porque he pensado que talvez si no hubiera tantos intentos por "venderme algo" entonces no tendría necesidad de comprarlo, ¿funcionaría? Igual pienso que tampoco estoy muy dispuesta a intentarlo :D