
Unos años antes de que su vecino e íntimo amigo, el teólogo Franz Overbeck, lo internara por primera vez en la casa de la risa, Friedrich Wilhelm Nietzsche había señalado que todos los acontecimientos del mundo, todas las situaciones pasadas, presentes y futuras serán refrendadas eternamente: « ¡Todo vuelve y retorna eternamente, cosa a la que nadie escapa!... el mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum», dijo el filósofo alemán.
Considerada como una de las tesis más extrañas (¿o habrá que decir incomprensibles?) de Nietzsche, el Eterno Retorno ha sido objeto de las más diversas interpretaciones. Una de ellas fue elaborada por Javier Echegoyen Olleta y se puede consultar en la obra titulada Historia de la Filosofía. Volumen 3: Filosofía Contemporánea (Ed. Edinumen, 1995). En ella, su autor asevera que la idea del filósofo alemán era una expresión casi matemática, pues «dado que la cantidad de fuerza que hay en el universo es finita y el tiempo infinito, el modo de combinarse dicha fuerza para dar lugar a las cosas que podemos experimentar es finito. Pero una combinación finita en un tiempo infinito está condenada a repetirse de modo infinito. Luego todo se ha de dar no una ni muchas sino infinitas veces»
O sea...
1 comentario:
No cabe duda, cada quién lo acomoda como le acomoda... Tal vez Echegoyen le tenía pánico a su karma.
O sea... ¿NO?
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