11 de septiembre de 2009

Pa' allá

Ayer, como a las dos y media de la tarde, iba caminando muy quitado de la pena por una de las calles del centro de la ciudad cuando de pronto, al llegar a una de las esquinas donde confluyen las calles Reforma y Nicolás Bravo, observé a una simpática pero agobiada ancianita pidiéndole a un taxista que la llevara. Lo que alcancé a escuchar fue lo siguiente:
Taxista: -¿Para dónde va, señora?-.
Viejecita: -Para mi casa, joven-.

1 comentario:

ferrrioni dijo...

La viejita traía patineta, namás quería un jaloncito.