13 de noviembre de 2017
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Lo que se informa, lo que se oculta
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Viviendo en un capitalismo de cuates
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¿Es usted un intelectual?
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El Beso
29 de julio de 2010
Mundo virtual
Conurbación virtual. Por su parte, el sociólogo Gilberto Giménez nos pide tener precauciones al manejar la idea de la globalización como si ese dichoso nuevo orden mundial, "cuya naturaleza es preponderantemente económica y tecnológica", fuera un sistema autorregulado que se va imponiendo y frente a él no tenemos alternativa. Interconexiones, redes y fujos son tres conceptos que resultan claves para entender la globalización, porque los tres implican un proceso de desterritorialización, en el sentido de que las relaciones sociales ya no pueden ser ubicadas en lugares, distancias y fronteras territoriales, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación. A esto habría que sumarle la presencia de ciudades mundiales, que integran una "conurbación virtual" donde se instalan las grandes corporaciones especializadas (bancos, bufetes de abogados, negocios de publicidad, compañías de seguros) y a la vez son sede de poderosas industrias culturales. Las distancias son suprimidas o dramáticamente reducidas, el tiempo se comprime y los ritmos de vida se aceleran, modificando "la topología de la comunicación humana".
Autopista virtual.Cuando se afirma que las tecnologías de la información forman parte integral de "toda actividad humana y, por ende, de la vida cotidiana", Giménez se pregunta ¿pero de la vida cotidiana de quiénes? La globalización es un proceso desigual, "el acceso a las computadoras y al ciberespacio está condicionado cultural, racial y demográficamente, e incluso en términos de clase y género". Como se puede inferir de los siguientes datos: el 84 por ciento de los usuarios de computadoras están en Norteamérica y Europa; 69 por ciento son varones, con un promedio de ingresos familiares de 59 mil dólares; 80 por ciento de la población mundial no tiene acceso a las telecomunicaciones; hay más líneas telefónicas en Manhattan que en toda África sub-sahariana; sólo el 40 por ciento de la población tiene acceso a la electricidad. De esta manera, la autopista de la información no es sino una calle privada, cuyo uso es sumamente restringido. Giménez concluye que pese al triunfalismo globalizador, muchas sociedades seguirán viviendo en un mundo lento, mirando "a través de mediaciones comunitarias, geopolíticas y económicas definidas a escala restringida, pero no global; es decir, seguiremos mirando al mundo a través del prisma de sus estados, sus religiones, de sus diferentes culturas y sus mercados locales".
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Ex Votos
2. “Doy infinita gracias ala birgencita de Guadalupe por mandarle ami papa Jose que al estar jugando conmigo futbol se cayo pegandose en la cabeza quedando como muerto y biendo tal desgracia pedi por su vida y hoy lla esta bien y juntos te traemos este milagro por tal dicha”. (Anónimo, 1940). Según los curadores Elin Luque Agraz y Michele Beltrán, mientras elaboraban el catálogo de pintura novohispana guadalupana en el museo de la Basílica de Guadalupe, se encontraron con una galería cuyos muros y techos estaban tapizados con cientos de exvotos. No obstante lo anterior y que desde principios del siglo XX algunos artistas mexicanos mostraron interés por este género pictórico producto de la religiosidad popular, en nuestros días los exvotos han sido poco investigados. La razón de esto quizá estriba en que, en cuanto expresión plástica, suelen ser considerado como arte menor, puesto que lo que destaca en ellos es la ingenuidad con la que son trazadas sus imágenes, muchas de ellas carentes de toda proporción y siempre acompañadas por un texto explicativo.
3. “Gracias le doy al Santo Niño de Atocha por aberme otorgado la puntería para matar a ese ijo de la chingada de Filemón”. (Remigio Ibarra, Guanajuato, 1936) Los mexicanos, no me queda duda, practicamos una cultura del agradecimiento que, como dice la propia Sarmiento, es ancestral y se encuentra vinculada directamente con nuestra religiosidad, porque seremos capaces de aguantar que se nos acuse de corruptos, rateros o desvergonzados, pero que nadie se atreva a insinuar siquiera que somos unos malagradecidos, porque entonces ese insolente –y además pendejo- no vive para contarla.
4. “Mi compadrito Pedro Crisanto Carrasco enojado por que yo visitaba mucho a mi comadrita Chona intento matarme arrastrandome por el camino pero yo tengo el cuero duro y gracias a eso y al Santo Niño de Atocha pude salir con bien y ahora tengo mas cuidado”. (Juan Magaña Arrozamena, 1945). “¿Cómo se dice, Giancarlo?”, escuché que le decía un señor a su hijo, luego de que una señora le dio una bolsita con dulces al tal Giancarlo. “Gracias, oiga”, respondió éste con una pinche vocecita de escuincle chiqueado que aún me retumba el tímpano izquierdo. “Muy bien, hijo, muy bien”, alcanzó a decir el orgulloso papá, antes de que se le salieran las lágrimas, emocionado porque volvió a ratificar lo bien que está cumpliendo con su responsabilidad, pues a leguas se nota que su hijo está bien educadito.
5. “Purisima Concepción bengo a dar gracias por consederme la dicha de salir con vida cuando un maniatico me llevo al hotel sin pensar en sus intenciones al negarme me apuñalo por todo el cuerpo pensando que estaba muerta salio corriendo. Ya sanaron las heridas. Protejeme en esta vida de puta”. (Anónimo, 1970). Con todo, es bueno ser agradecido, pues como aseveran las abuelitas: “No hay nada peor que una persona ingrata”. El asunto aquí es que debemos concebir al agradecimiento no como una forma de pagar una deuda adquirida con la persona que nos hizo un favor o nos otorgo algún bien, sino reconociéndole su generosidad. Es decir, se agradece el comportamiento que tiene el otro con nosotros y no el beneficio obtenido. Porque detrás de una genuina actitud desprendida, siempre estará presente el desinterés. Lo contrario implicará necesariamente el surgimiento de lealtades de sumisión, y éstas en nuestro país tienen un rostro conocido: el corporativismo y el control político.